Al igual que los surrealistas, esta colección de lámparas muestra un enorme interés por las formas orgánicas como fuente inagotable de imágenes poéticas. Uno de los símbolos que Dalí utilizó habitualmente es el huevo. Y es precisamente el huevo, esta forma de la Naturaleza en la que se han basado para crear esta colección, un buen ejemplo de contraste entre una cáscara dura y un interior blando. Este contraste interior-exterior tamiza la luz procurando una iluminación regular, uniformemente repartida e indirecta.